Seguidores

viernes, 13 de febrero de 2009

"Y lo dijo nomás..."

Tuve el orgullo y privilegio de conocerlo en México, en el ’97. Aquí les dejo el pensamiento de un guerrero, otro “necio” que se murió como vivió, dignamente.

Ponencia presentada por el muralista boliviano WALTER SOLON ROMERO (1923-1999)

en la PRIMERA JORNADA MUNDIAL DE ARTE PUBLICO - MEXICO – TLAXCALA-1997

LA CONCIENCIA SOCIAL DEL MURALISMO.

Vengo del Ande, de un país que sobrevive enclavado en la montaña, en el corazón de la América del Sur. Ya son más de cincuenta años que práctico este oficio de dialogar con el pueblo a través de muros recubiertos de imágenes. Al finalizar un milenio, después de una conquista que trasciende los 500 años y que es la fuente del mensaje gráfico que dejo sobre nuestro pasado, presente y futuro, me permito resumir en estas líneas algunas experiencias y opiniones que he forjado en este oficio de pintor.

El muralismo y el arte público están en crisis, cada vez somos menos los pintores muralistas y cada vez son más los muros anodinos que no dicen nada.

¿Por qué está al borde de la desaparición el muralismo y el arte público? ¿Qué podemos hacer frente a esta realidad? Estas son las cuestiones que nos preocupan a los muralistas que nos hicimos al calor de la insurgencia latinoamericana.

Pero antes de analizar esta problemática es necesario clarificar algunos términos: ¿Qué es el muralismo ?, ¿de que estamos hablando ?, ¿simplemente de grandes pinturas adheridas a un muro o estamos hablando de un poderoso instrumento de concientización colectiva?

Por un lado, el muralismo es una tarea que exige un profundo conocimiento de oficio, es al mismo tiempo arte y artesanía en las diferentes técnicas que emplea para construir sus imágenes. El muralismo no es echar un balde de pintura sobre un muro blanco. Aun en sus expresiones más abstractas, el muralismo es un oficio que exige un estudio y un manejo metódico de las diferentes técnicas, procesos y materiales que emplea.

De otra parte, el muralismo es una empresa económica por el trabajo, el tiempo y los recursos que consume para su realización. Esta es la razón por la que en general el muralismo es un arte que se hace por encargo, a pedido en especial de las instancias públicas y en algunos casos privadas. En la mayoría de los casos el muralista pinta murales cuando se lo piden, cuando le garantizan su empresa económica que consume meses y hasta años. Este es uno de los aspectos más críticos y conflictivos del muralismo. ¿En qué medida las instituciones públicas y privadas están hoy dispuestas a financiar esta expresión artística? Y en caso de hacerlo, ¿qué clase de “pintura mural” desean promover?

Esto nos lleva al tercer componente y para mí el más importante de la pintura mural: su carácter concientizador a nivel social. El muralismo, el más antiguo en la expresión del hombre, siempre buscó dialogar y conversar reteniendo pasajes históricos, relatando fábulas y leyendas, reviviendo hechos y fantasías para cuestionar y confrontar nuestros pensamientos y nuestros sentidos.

Estoy convencido que la principal función del muralismo no es decorativa sino comunicacional. El principal objetivo de un muralista es hacer hablar a las paredes para promover factores de comprensión y de cambio. Para ello el muralista investiga, estudia, crea y recrea la realidad histórica y social, empleando imágenes y símbolos accesibles al público, al hombre de la calle. El muralista no piensa fundamentalmente en sí mismo cuando realiza su obra de arte, sino en los demás, en los otros, en las multitudes a las cuales está destinado su mensaje.

En nuestros días, muchas veces lo que queremos comunicar en imágenes no se ajusta a los intereses de las instituciones que financian los murales, por eso prefieren dejar los muros en blanco, o decorar con enormes cromos fotográficos, o recurrir al onanismo de un artista que se presta a jugar con elementos plásticos y engendrar un mural inexpresivo.

Si de adornar rascacielos se trata hay medios más económicos y menos conflictivos que el muralismo. Por eso son cada vez menos los murales que se realizan en nuestro tiempo.

El muralismo es una disciplina que tiene muy pocos adeptos en las escuelas de arte, en parte porque nuestros jóvenes estudiantes de arte absorbidos por un mercado de consumo, prefieren el fácil acceso a la celebridad con el espaldarazo de una crítica interesada, al servicio de una prensa casi siempre controlada por quienes actualmente lo manejan todo y determinan lo que les parece conveniente.

¿Y qué decir de los profesionales de la cultura que afirman que el muralismo y el arte público en general es siempre político, y que no debe ser tomado en cuenta en los eventos de artes visuales? Al extremo de negar su existencia en países como el mío donde hace cincuenta años está vigente y se lo ignora deliberadamente manteniendo cerrados los edificios donde fueron pintados.

Se nos dirá también que esta disciplina ya no se adecua al mundo actual en el que vivimos; que la felicidad lograda por unos pocos merece un mensaje festivo, sin contenido alguno, inocuo, simplemente decorativo para una minoría que sólo pretende acceder a los dictados de la moda y a los marchands de las galerías o al juicio de una crítica interesada.

¿Para qué conflictuarse, dirán, con imágenes de nuestra realidad en cuadros y murales, si las mismas vivientes y reales ya decoran nuestras calles y plazas? Los más despistados podrán afirmar que el momento actual ya no tiene por qué recurrir al muralismo, menos al arte público, a no ser que no diga nada, porque el mundo políticamente está cambiando y los problemas sociales están en vías de ser superados haciendo perder su razón de ser al muralismo tal como lo conocemos.

Olvidan o tratan de ocultar que ingresamos a un nuevo milenio con el problema universal más grande de la humanidad: la expansión del hambre y la miseria que acentúan una injusta distribución de la felicidad.

Un muralista enfrenta un dilema: ser fiel a su vocación y conciencia o sucumbir a las presiones del sistema.

La Pintura Mural como una de las disciplinas de un arte público masivo es, a no dudarlo, una tarea que exige posición, entrega total a un propósito comunicacional frente a los cambios de nuestra sociedad.

No es fácil andar esparciendo imágenes en muros y paneles. Las vicisitudes del muralismo y del arte público en general, suponen siempre un desafío a la adversidad y la denuncia de la falacia institucionalizada constituye siempre un peligro.

Ayer en mi país fueron intereses de seguridad del Estado, impuestos desde fuera, los que nos impidieron denunciar la injusticia y soportar la cárcel y exilio durante las negras dictaduras. Hoy es el ajuste estructural el que pretende comprar conciencias por un pedazo de pan. Muchos artistas de América del Sur, nos conocimos en el exilio: escritores, músicos, pintores, cineastas, canta autores, compartimos esta dolorosa experiencia que al final nos sirvió para unirnos y crear una conciencia que hoy nos fortalece. Las presiones y persecuciones contra los muralistas siempre existieron y no veo por qué ahora no se puedan enfrentar y sobrellevar como en el pasado. Nadie, sin renunciar a la propia libertad creadora, se someterá a los innumerables condicionamientos de quienes controlan el qué y el cómo decir de esta realidad en que vivimos.

Pero, el problema mas conflictivo que soporta hoy en día el artista y el muralista de nuestros tiempos no es tanto externo sino interno a su persona: la desilusión y el desengaño que dan paso al pragmatismo, la falta de confianza en su mensaje, la perdida de utopías... En otras palabras, el muralismo está en crisis porque los muralistas están perdiendo la fe.

Podemos entender por qué muchos abandonan sus antiguos ideales, podemos explicar por qué la resignación se antepone a las utopías, podemos comprender muchas cosas, pero nunca las podremos justificar.

Los muralistas, y el arte público en general, tenemos mucho que decir sobre esta realidad. Los pueblos, las etnias de mi país, como las nubes en el cielo desaparecen o emigran a las ciudades para sobrevivir en zonas marginales. Quienes amasaron la piedra para esculpir Tihuanacu, Samaipata o Machupichu, sólo están presentes en lo que hicieron hace siglos.

El plan globalizador impuesto desde arriba, ha creado sombras en la mitad de esta esfera que gira en un solo sentido al ritmo egoísta de muy pocos. La tierra no es de quién la trabaja, el aire ha enceguecido a las estrellas; en el agua de los ríos y los lagos ya no respiran los peces; los árboles ya no guardan los nidos de los pájaros; en los bosques sólo quedan raíces que nunca darán frutos. Preguntémonos ¿por qué? y tendremos la respuesta: pocos, muy pocos se beneficiaron a través del avance tecnológico con la extracción de riquezas, el progreso se olvidó del hombre y su entorno.

Hay mucho que decir, hay demasiadas injusticias que denunciar, innumerables atropellos que combatir. No podemos callar y desafiar la adversidad con las manos cruzadas frente a un mundo que se devora a sí mismo. No podemos esperar a que se aclaren nuestros paradigmas mientras decenas de miles de hombres y mujeres enfrentan el avance de un modelo que deja desolación a su paso.

El arte - sea música, literatura, canto, artes gráficas o muralismo - tienen su impacto directo para platicar con el pueblo cuando éste se siente acosado por la injusticia.

El muralista tiene un compromiso con la historia para evitar que la memoria popular sea sólo ceniza del pasado. Pintamos para que no se olvide, para encender la llama del recuerdo, para refrescar la conciencia de los jóvenes que no vivieron el pasado inmediato, para cuestionar las mentiras de los testaferros del presente que hacen pasar a los tiranos del ayer por las grandes figuras de nuestros tiempos.

La verdad no es un mito, es la sombra de los actos en la historia y es la causa por la que pintamos en las paredes el retrato de los pueblos.

Pero la conciencia social del muralismo no está sólo en su capacidad de denunciar los atropellos del presente y en reafirmar la historia por encima de la impunidad. La conciencia social del muralismo también está en su capacidad de soñar, de imaginarse un mundo distinto, de pensar una nueva realidad.

Si los muralistas no asumimos nuestro compromiso con el mañana, si renunciamos a nuestra obligación de generar utopías, entonces habremos condenado al muralismo a su muerte. En estos momentos de desconcierto ideológico, de confusión política, se requiere más que nunca de la capacidad visionaria del artista. No podemos permitir que nuestros sueños desaparezcan a la hora de despertar. Si hemos perdido la fe en los mitos del pasado, entonces construyamos nuevos sueños.

Todos hemos visto a este mundo rodar por el despeñadero de la historia: guerras, revoluciones, frustraciones, victorias, derrotas... ¡Todos tenemos experiencias para recrear la utopía de la humanidad! Este es nuestro desafío como muralistas.

No niego ni olvido las adversidades y limitaciones que debemos enfrentar y que he mencionado en esta ponencia, pero estoy convencido que la crisis del muralismo es la crisis de un compromiso.

Este compromiso debemos reconstruirlo y para ello no son suficientes las palabras. Es necesario discutir y aprobar resoluciones concretas en esta Primera Jornada Mundial de Arte Público y Muralismo. Medidas que empiecen por el impulso a la pintura mural en las escuelas de arte. Concientizando y forjando al estudiante en el duro y comprometido camino del oficio, la técnica, y la artesanía del muralismo. El arte es paciencia y en especial lo es la pintura mural. Sin esfuerzo y perseverancia no se realiza ningún mural. Es esa paciencia y constancia la que debemos inculcar a nuestros estudiantes.

El contacto con el pueblo debe realizarse de manera permanente en las escuelas de arte para que nuestros jóvenes artistas se adentren en el alma del pueblo, que es el espíritu del muralismo.

Hay que hacer que el muralismo adquiera carta de ciudadanía en los concursos, bienales y salones de Artes Plásticas, promoviendo el boceto y el proyecto como base de la pintura mural.

A nivel técnico debemos explorar y desarrollar algunas alternativas para promover el muralismo apelando a los paneles transportables y a las artes gráficas que nos permiten obtener reproducciones de grandes dimensiones.

Debemos propender a una integración de las Artes Plásticas para que el creador arquitectónico destine espacios para la escultura y paredes para la pintura mural, evitando que siempre tenga que pintarse en edificios ya construidos sin proyecciones visuales.

Tenemos que establecer en nuestros países contactos conducentes a la creación de un frente destinado a la producción de un arte público a través de un movimiento de concientización que incluya a artistas, escritores, sindicalistas e intelectuales que no están dispuestos a sucumbir ante la injusticia y la corrupción, que buscan defender este mundo de la destrucción de unos pocos, y promover la aspiración colectiva de la consecución de un mundo mejor para todos.

Por último, a nivel mundial debemos promover el intercambio de experiencias y la coordinación de actividades conducentes a fortalecer la conciencia social del muralismo.

jueves, 12 de febrero de 2009

Una ley para hacer murales en la Ciudad de Buenos Aires.

El pasado año 2008 el colega muralista Néstor Portillo, junto a sus compañeros del Grupo Contraluz presentaron un anteproyecto de ley para regular y promover la realización de murales en edificios públicos, pagados con presupuesto aprobado por la misma legislatura. Sobre fin de año aprobaron la ley pero aún no la reglamentaron.


LEY

Artículo 1°.- Créanse, en el ámbito del Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un "Registro de Muralistas y Creadores de Arte Público" y un "Registro de Inmuebles y Espacios Ofrecidos para Muralismo y Arte Público".

Los Registros clasificarán a los muralistas y creadores de arte público, así como los inmuebles y espacios ofrecidos para muralismo y arte público según las Comunas a las que pertenezcan.

 

Art. 2°.- Podrán inscribirse en los "Registros de Muralistas y Creadores de Arte Público", en forma individual, grupal o asociados como Cooperativa de Trabajo, artistas mayores de veintiún (21) años con residencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que se ofrezcan para realizar obras plásticas en las siguientes disciplinas:

 

  1. mural (pinturas industriales, frescos, esgrafiados, cerámicos, mosaicos, escultomurales, xilomural o técnicas mixtas);
  2. vitral;
  3. fileteado porteño;

 

 

Será requisito la presentación de un currículo vitae, en el que se podrá adjuntar la información respecto de las obras que previamente hubiere realizado el artista o el grupo de artistas en las disciplinas citadas, debidamente documentadas.

 

Art. 3°.- Estarán comprendidos en el "Registro de Inmuebles y Espacios Ofrecidos para Muralismo y Arte Público" aquellos inmuebles del dominio público y privado del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que posean superficies capaces de ser utilizadas para la realización de un mural, vitral o fileteado porteño, siempre que la normativa no lo prohíba.

 

Art. 4º.- Se considera prohibido por la normativa, la inclusión en el Registro de inmuebles catalogados según el capítulo 10.3 del Código de Planeamiento Urbano (Ley N° 449) y de los inmuebles o bienes integrantes del patrimonio cultural de la Ciudad según la Ley 1.227.

  Los murales podrán ser protegidos como bienes integrantes del patrimonio cultural únicamente en el marco de la Ley 1227.

 

Art. 5º.- A los efectos de la integración del "Registro de Inmuebles y Espacios Ofrecidos para Muralismo y Arte Público" de acuerdo a lo establecido en el artículo anterior, cada Comuna, junto con la Dirección General de Administración de Bienes o el organismo que en el futuro la reemplace, remitirá al Jurado un relevamiento técnico de la totalidad de los inmuebles del Gobierno de la Ciudad ubicados en la respectiva Comuna.

Dicho relevamiento deberá ser elaborado por personal idóneo, y deberá incluir la información respecto de:

  1. la ubicación física del inmueble o espacio;

2    las dimensiones del mismo;

3    el material de la construcción;

4    las fotografías que correspondan;

5    toda otra información que resulte pertinente.

 

Art. 6°.- El "Registro de Inmuebles y Espacios Ofrecidos para Muralismo y Arte Público" y el "Registro de Muralistas y Creadores de Arte Público" estarán disponibles para todo aquel que lo requiera.

 

Art. 7º.- El Ministerio de Cultura, o el organismo que en el futuro lo reemplace, convocará anualmente a un "Concurso de Murales y Arte Público", a los fines de adjudicar la realización de obras en los inmuebles o espacios incluidos en los Registros Comunales creados en virtud del artículo 3º de la presente norma.

Cada Comuna remitirá al Jurado los proyectos que en la misma ingresaren. 

 

Art. 8º.- Será requisito para la inscripción en el Concurso la presentación de un proyecto sobre una zona exterior o interior -que permita el acceso libre del público- de un inmueble seleccionado del "Registro de Inmuebles y Espacios Ofrecidos para Muralismo y Arte Público", el cual deberá incluir:

1.      la descripción general del Proyecto incluyendo plazo de ejecución.

2.      el detalle presupuestario (discriminando los costos de mano de obra y materiales);

3.      el boceto de la obra en formato digital e impreso;

4.      la maqueta a escala del espacio arquitectónico y de la obra.

5.      indicaciones técnicas para su realización.

 

 

Art. 9°.- La evaluación de los proyectos se encontrará a cargo de un Jurado integrado por un/a (1) representante del Ministerio de Cultura, un/a (1) representante designado por la Comisión de Cultura de la Legislatura de la Ciudad, un/a (1) representante del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, un/a (1) representante de la Sociedad Central de Arquitectos, un/a (1) representante de artistas muralistas, un/a (1) representante de artistas vitralistas, un/a (1) representante de artistas fileteadores, un/a (1) representante de artistas muralistas de expresiones socio-culturales alternativas y un/a (1) representante designado por la Comuna, para las obras a evaluarse en el territorio de su competencia.

Los representantes de los distintos artistas serán seleccionados por el Ministerio de Cultura, o el organismo que en el futuro lo reemplace, en función de la reconocida trayectoria de los mismos en sus respectivos oficios.

El Jurado funcionará en el ámbito del Ministerio de Cultura y tendrá un plazo de noventa (90) días corridos para emitir dictamen, a partir de la fecha de cierre de inscripción al Concurso.

 

Art. 10°.- Será tarea del Jurado:

  1. la clasificación de los inmuebles y espacios seleccionados por las Comunas, según las técnicas plásticas que puedan ser empleadas en los mismos;
  2. la aprobación o no aprobación de los proyectos concursados, pudiendo ser adjudicados para su realización hasta un máximo de 2 (dos) proyectos por año por cada Comuna, y un máximo de 2 (dos) proyectos presentados por un  mismo artista, grupo o cooperativa de artistas, en cualquier lugar de la Ciudad.

 

Art. 11º.- Los proyectos que no resulten aprobados deberán quedar a disposición para ser recuperados por sus autores.

 

Art. 12°.- Las obras que se realicen en virtud de la presente norma no podrán contener mensajes que sean violatorios a los principios protegidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

 

Art. 13°.- El Ministerio de Cultura tendrá a su cargo la adquisición de los materiales e infraestructura necesaria para la realización de la obra según indicaciones técnicas de los proyectos ganadores, y la difusión del Concurso por los medios habituales.

A la vez dispondrá, mientras dure el período de realización de las obras, de la contratación de seguros de vida y accidentes para los artistas que las lleven adelante, los cuales estarán obligados a tal fin a precisar los plazos de las obras y los días, lugares y horarios de las jornadas laborales.

Asimismo, en los casos de los artistas cuyos proyectos hayan sido seleccionados y que sean empleados en relación de dependencia o presten servicios para el Gobierno de la Ciudad, el Ministerio de Cultura informará a la dependencia pertinente a los fines de que se evalúen las licencias que correspondan, sin goce de sueldo.

 

Art. 14°.- Las obras realizadas en virtud de la presente norma en bienes del dominio público o privado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires gozarán de protección, a la vez que el Gobierno de la Ciudad tendrá a su cargo el arreglo, cuidado, limpieza e iluminación del espacio donde estén emplazadas.

La restauración de las obras se ajustará a una Ficha Técnica que deberá ser proporcionada por los artistas ejecutantes al finalizar la obra, en la cual constará: ubicación y medidas de los muros, técnica utilizada, preparación, tipo y código de materiales utilizados y tiempo de realización, entre otras especificaciones técnicas; así como un registro fotográfico color de entre seis (6) y diez (10) fotos, que de cuenta de la evolución de la Obra. Las mismas estarán archivadas en el Ministerio de Cultura para su utilización por un equipo de restauradores cuando las circunstancias lo requieran, pudiendo a su vez ser consultadas por cualquier habitante que lo solicite.

 

Art. 15°.- El Ministerio de Cultura otorgará las partidas presupuestarias correspondientes por la realización de la obra a los artistas, grupos o cooperativas de artistas cuyos proyectos hayan sido seleccionados.

Esta cifra se actualizará año a año, teniendo en cuenta el porcentaje promedio de aumentos salariales otorgados por la Ciudad.

Los pagos se efectivizarán, contra presentación de informes de avance que den cuenta de la evolución del trabajo en las etapas de inicio, desarrollo y final de obra.

 

CLÁUSULA TRANSITORIA 1º.- Hasta tanto se complete el "Registro de Inmuebles y Espacios Ofrecidos para Muralismo y Arte Público", las Comunas de la Ciudad podrán enviar al Ministerio de Cultura propuestas elaboradas por ellas o recibidas por parte de cualquier persona, respecto de posibles inmuebles y espacios ubicados en su territorio, a los fines de su inclusión en los Registros en cuestión según el procedimiento previsto en el artículo 3º de la presente ley.

 

CLÁUSULA TRANSITORIA 2º.- Hasta tanto no asuman las autoridades electas de las Juntas Comunales según la Ley 1.777, el relevamiento dispuesto en el Art.4º de la presente norma para la conformación del "Registro de Inmuebles y Espacios Ofrecidos para Muralismo y Arte Público", funcionará en las áreas correspondientes a los actuales Centros de Gestión y Participación Comunales (CGPC).

 

 

¿Y ahora?

Resulta que "El coloso" de Goya, no es de Goya?