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martes, 11 de febrero de 2020

Sobre encuentros y jornadas

Hubo encuentros y jornadas, antes y después.
Pero en 1997 organizamos uno que tenía propósitos muy particulares. Conocernos, vernos las caras, saber que hicimos, qué estamos haciendo y cómo lo hacíamos. Qué pensamos de nuestras realidades regionales y nacionales. Hablabamos de geopolítica, de educación, de cómo hacer ver lo que hacíamos y como difundirlo. De proyectos sociales que cada cuál tenía, de espectativas políticas, de luchas y resistencias.
Charlamos entre muralistas, arquitectos, artistas que tuvieron experiencias en muralismo. Con teóricos, estudiosos, docentes, periodístas, historiadores, sociólogos, cineastas...
Nos encontramos y nos reencontramos...
Lo hicimos una, dos,varias veces...hasta que no lo hicimos mas.
No pudimos torcer la línea recta de la lógica neoliberal, festivalera, turística, de participación descomprometida con el medio social.
Los encuentros se adaptaron y funcionaron como pequeños escenarios, grandes lienzos personales, individualistas, donde la persona compartía una visión parcial, por momentos conformista,y solitaria de la realidad. Encuentros que aportan, seguramente, una experiencia especial al artista, en su cotidiano acercamiento al publico transeúnte.Sin contemplar ni pensar en aquellas discusiones sobre la imagen y el medio vital, sobre la estética y su función constructora de sentidos.Esas cosas que discutiamos años atrás.
Los encuentros terminaron siendo un recurso político barato para realizar un evento social turístico que genere consenso y comodidad imaginativa. Sin crítica, sin asperezas visuales. Incluso que dé paso mas a lo sensorial, a lo afectivo y a lo emocional; y no deje paso a las cuestiones incómodas de lo estético y de lo coyuntural...
Quizá , hoy, lo negativo es cómo estos proyectos con reminiscencias festivaleras hayan sido tan hegémonicos desde lo político, por falta de actitud crítica de muchos de nosotros, que participamos en 1997.
Que a esta altura, discutamos si lo que hacemos es "arte" o trabajo cultural... discutir si viajar, recibir el cariño del común de la gente y un diploma sea el único pago merecido, o tener conciencia del aprovechamiento político y de cuantos espacios oscuros de la política cubrimos con pintura de flores y pajaritos... o de wipalas descontextualizadas...porque sin caer en ingenuidades; la crítica se hace en el momento y en el lugar adecuado, donde generar un aporte o impulsos de concientización...no como decoración o fondo compositivo solo por un "me gusta".
En aquellos primeros encuentros se discutían estas cosas...hasta que se dejó paso a la placidez de la corrección política y al negocio barato de la "belleza callejera"; y habilitando a el librerealizador, una especie de "librepensador" sin poética imaginativa, pero que es inevitable mirar. que pagando su viaje, se paga el derecho a muralear sin importarle mas que su inconsciente imaginario, y que busca "pertenecer y ubicarse", junto a otras estrellas, en ese monumental escenario vertical.
M.C.