Sin perder su ritmo espontáneo pero calculado, su "imagen-palabra" sencilla y contundente, una vez mas la BRP sorprende aún cuando le proponen utilizar recursos plásticos tan diferentes como ajenos a su pauta laboral que los ha hecho reconocidos. Si bien ya conocían la práctica del esgrafiado por haber compartido otros encuentros, nunca habían visto su propia imagen resuelta de esa manera. Cayeron en el lugar preciso, en la tierra de los maestros correntinos, que ya son escuela de esgrafiado.
Pero lo más significativo es que pudieron conservar la contundencia del discurso visual, con todos los matices que propone una nueva técnica.
En momentos donde cobran auge los encuentros de arte público y muralismo en el país y noto como muchos creadores no pueden sostener su discurso y su opinión desde la imagen, con pobrísimas resoluciones y una falta de conocimientos claros sobre las diferencias compositivas entre una pintura grande y un mural, la BRP nos enseña que lo compositivo contiene la imagen y ésta defiende el discurso. M.C.
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