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domingo, 14 de diciembre de 2014

(¿)La colonización pedagógica (?)

En Mendoza y en Buenos Aires convocan  españoles para definir qué es arte público y cuál será la estética apropiada para las grandes ciudades argentinas. Desde una cosmopolitización forzada, globalizan el paisaje urbano con  un muralismo publicitario que, si bien, derrocha talento y creatividad, rehuye a las necesidades identitarias de un imaginario social y local; pensando que es una forma de incluirse en un mundo pleno de cultura y libertad de expresión. 
La nueva tendencia a crear "museos" a cielo abierto trae consigo los mismos vicios de estas instituciones exclusivistas. Los "curadores" de arte urbano despliegan su subjetividad, propia visión y  relato del arte que necesita una ciudad occidentalizada, y los políticos compran esa visión esclarecida y educada, que viene desde los países desarrollados (o en plena decadencia). 
Tenemos un camino muy árduo por transitar. En los congresos y encuentros discutimos sobre diferentes modos de organizarnos: si un sindicato o un instituto, o un gremio al estilo laboralista. Pero no afrontamos aún la discusión de fondo, que es política. 
Hablar y debatir sobre cómo se desarrollan las políticas culturales en nuestra nación, en nuestras ciudades o barrios, nos lleva a un territorio de subjetividades estéticas, educacionales, sociológicas, pero nunca de reflexión política sobre a "quién" les otorgan las responsabilidades, los presupuestos y las decisiones en los proyectos culturales en arte público. y que casualmente nunca cae en alguien conocido o cercano.
La colonización pedagógica comienza haciéndonos creer que lo que hacen afuera es mejor, de mejor calidad, de mayor creatividad, sin límites expresivos, sin prejuicios estéticos ni trabas técnicas o tecnológicas. Entonces Berlín y Barcelona, son la mecas de arte urbano y los modelos a seguir.
Sin confesar que el verdadero propósito es comercial. Incluir las grandes urbes argentinas en un circuito turístico de arte urbano , ya predeterminado y pactado con empresas y productoras artísticas, y/o con funcionarios que compran un pase al sueño del propio museo a cielo abierto.
Nada es gratuito. Parece que los ciudadanos no pagan por la"cultura" que le bajan al frente de sus hogares, que hay un nuevo hecho civilizatorio al contemplar las "estatuas en patineta" o los "conejos en bicicleta". Pero el costo es la trasculturación social. La confusión y el olvido de quienes somos o aspiramos a ser como sujetos culturales, y producir simples espectadores pasivos y aplaudidores.
América es generosa, somos generosos los americanos, nunca escucharán que estoy en contra de que haya un muralismo publicitaro que identifique a un modo de pensar el arte público y que nos enriquezca en nuestro camino por la ampliación de derechos... pero ¿Y las oportunidades? Porque las oportunidades no llegan, hay un claro desequilibrio en el acceso a las oportunidades que tenemos, como trabajadores de la cultura, en pensarnos desde otro imaginario que no sea el publicitario. Nosotros seguimos haciendo muralismo de barricada, mientras se niega el derecho al trabajo en los proyectos de gobierno, menospreciando o segregando a los muralistas que proponen estéticas afincadas en la educación artística, y no en el diseño grafico o publicitario, o los que proponen un relato desde lo regional, desde la historia o la interpretación de nuestros pareceres latinoamericanos. Y esto es una realidad. M.C.

http://www.sinmordaza.com/noticia/276748-el-muralismo-expresion-de-las-ciudades-modernas.html

http://inmendoza.com/anfitriones-de-m-u-r-o-p-o-l-s/






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