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viernes, 3 de septiembre de 2010

ESPACIO HIJAR DEL PENSAMIENTO

IMÁGENES LIBERTARIAS
Alberto Híjar

Atinó el equipo de jóvenes pintores de Celaya con Andy Riva de Argentina felizmente incorporado, en el díptico que produjeron a la par del Encuentro de Muralismo en Guanajuato entre el 23 y 27 de Agosto. El Pípila al centro carga la lapida de la modernidad con sus edificios y máquinas para moverla hacia el frente e interpelar al espectador, mientras en los costados, Zapata e Hidalgo vigilan. La libertad ilegible por las letras grafiteadas en lo alto, es una clave que solo los jóvenes integrados a ese lenguaje pueden descifrar. Abrir la puerta para aniquilar al enemigo adquiere así una ejemplar dimensión estética actualizada. Ojalá nada de esto comprendan las autoridades para que la pintura en dos paneles de 4x2 metros, pueda quedar colocada en sitio publico, igual que la de Marcelo Carpita quien pintó esqueletos coloridos articulados a frondoso paisaje donde las mazorcas son huellas dactilares al lado de girasoles frente a un círculo blanco con un gallo dentro, todo lo cual narra la presencia de los descarnados, los trabajos antropológicos para saber las presencias humanas en los sembrados floridos al encuentro del sol y al despertar del gallo alerta.
Gerardo David Rivera, Christian Arredondo, Raúl Solís, Raúl Aboitez recibieron gustosos en el Taller de Muralismo y Restauración dirigido por Eliseo Mijangos en Celaya, al joven pintor Andy Riva, ex alumno de Carpita en Argentina. El encuentro rindió buenos frutos al acordar una significación libertaria no sólo en la apropiación actualizada del Pípila, sino en la manera de articular la pintura académica y un buen diseño, con aerosoles y aerógrafo.
Tanto Carpita como el equipo de Celaya pintaron bajo un templete amplio en la plaza frente al Teatro Cervantes lo cual atrajo visitantes todo el tiempo en el que los participantes no rutinarios en el Encuentro sobre Muralismo acudimos a ver, comentar, compartir asombros. El jovial muralista sueco Johan Falkman, hablante en inglés, expresó con ademanes y sonrisas su beneplácito.
El terminado se hizo con el díptico colocado a media plaza para usar el aerógrafo sin temor a manchar la vecina pintura de Carpita ni las mesas y sillas. Así se ganó público y cuando en la clausura del Encuentro se develaron las obras, el aplauso fue de corazón con la esperanza puesta en estos jóvenes capaces de resignificar los símbolos que parecen gastados por la demagogia oficial.  

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