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martes, 6 de marzo de 2012

Internet o la paradoja del que no sabe y piensa que sabe

Sin ninguna duda, internet, es una herramienta que esclaviza y libera al mismo tiempo; paradoja de toda tecnología. En mi caso, soy un puber cibernético, cuasi básico, sin negar su importancia me ha abierto un mundo de conocimiento visual invalorable.
Habiéndome formado en tiempos en que las obras se conocían a través de libros, con imágenes reproducidas con fotocromos de mala resolución, y con contenidos restringidos a la posibilidad de poder editar y distribuir esos libros de arte en las escuelas, o los escasos momentos de regocijo al poder adquirir el libro tan preciado, importado, internet es liberador.
En nuestro medio, creo que, el desconocimiento es esclavizante y te hace construir supuestos por sobre realidades concretas. Como es el caso del muralismo en Latinoamérica.
Adolfo Colombres escribe en su libro "Teoría transcultural del arte", algo como  "(habría que)criticar la teoría idealista del "genio", que es un culto fetichista a la personalidad, y aclarar el lugar que la comunidad da al individuo, mucho mas relevante y transformador de lo que suponía el iluminismo. En relación al arte, a la subjetividad no se le opone la objetividad, sino la comunidad, por lo que hablamos de una estética del sujeto y de una estética comunitaria[...]"
Esto viene por ir recibiendo información de los países hermanos tras el fallecimiento de añozos maestros muralistas, para mi hasta este momento desconocidos completamente por la desinformación, en países donde para mí solo había un muralista; producto de la falta de articulación cultural que tenemos entre los actuales productores de arte público.
Cuestión que ya es un preocupación en algunos compañeros y que estamos procurando activar medios de comunicación permanente.
Este aislamiento comunicacional hizo que solo conozcamos a ciertos maestros muralistas y otros hayan sido completamente ignorados, habiéndonos perdido de la posibilidad de generar un verdadero trasvasamiento generacional latinoamericano.
Por eso nos dedicamos a difundir la obra o el pensamiento de los muralistas de generaciones pasadas que siguen produciendo vida, como Lorgio Vaca (Bolivia), Adolfo Mexiac(México), ChinChin y Mono González (Chile), Rodolfo Campodónico, Omar Brachetti y Carlos Terribili (Argentina) y tantos que no conozco como los maestros ecuatorianos , colombianos, venezolanos que van falleciendo solo con un recuerdo local.
Mi homenaje a ellos. M.C.


Jorge Swett- maestro ecuatoriano

Jorge Swett

Jorge Swett

Jorge swett deja una herencia artística a guayaquil y al país

Publicado el 04/Marzo/2012 | 00:04 por hoy.com.ec
Jorge swett deja una herencia artística a guayaquil y al país
Aproximadamente 120 murales es la herencia creativa que dejó el muralista e intelectual Jorge Swett a la ciudad de Guayaquil. Fue juez en el Salón de Octubre de 2011. Falleció el pasado 24 de febrero

Aproximadamente 120 murales es la herencia artística que dejó el muralista e intelectual Jorge Swett a la ciudad de Guayaquil, tras su muerte el pasado 24 de febrero. Un paro cardíaco producto de una complicación linfática apagó la vida del artista de 87 años de edad. Ocurrió en la clínica Kennedy de Guayaquil, donde estuvo hospitalizado durante cuatro días.

La huella de este artista e intelectual, que ocupó la Presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo del Guayas, y ejerció la docencia en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, está plasmada en los frontis del Museo Municipal, la Caja del Seguro Social, el antiguo aeropuerto, el Hospital del Niño, la Universidad Católica, el Puerto Marítimo y hasta el Palacio de Justicia.

Su último trabajo fue la restauración, hace varias semanas, de uno de los dos murales que él mismo plasmó en 1961, en el puerto marítimo de Guayaquil. Queda aún un mural inspirado en sus ideas, que realiza un grupo de estudiantes de Publicidad de la Universidad de Guayaquil, en su Facultad, entre ellos, su nieto Carlos Andrés, y el que fue suspendido por el lamentable deceso.

También, como trabajos recientes junto a su hijo Carlos, están la restauración del mural de Manuel Rendón Seminario, en el Centro Cultural Libertador Simón Bolívar, y un mural conmemorativo al 2 de agosto de 1810 en la Universidad de Guayaquil.

"No es porque sea mi padre, pero fue un hombre extraordinario", recordó Carlos durante el sepelio de su padre.

 Jorge Sweet quería a todos como sus hijos, según contó Carlos, pero le tenía especial aprecio al mural del Cristo Liberado que realizó en la Universidad Católica. "No era religioso, pero creía en un Dios libre, alejado de las cruces", afirmó. 

Nació el 6 de febrero de 1926, fruto del matrimonio de Jorge Swett Coronel y Ángela Palomeque Gómez. Asistió a la Escuela Municipal de Bellas Artes y, luego, realizó estudios superiores en la Escuela de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de Guayaquil.

A lo largo de su trayectoria, recibió innumerables reconocimientos. Los más importantes: la Medalla de Oro de la Municipalidad de Guayaquil y el Premio Nacional Eugenio Espejo, en la categoría de artes plásticas en el año 2001.

Swett publicó dos obras literarias: una titulada Ciertas partes de mi vida, libro de relatos, en 2001, y La montaña y los recuerdos, que contenía relatos, cuentos y poemas, en 2010, hace cerca de dos años. Hizo también las veces de ilustrador en las páginas del arqueólogo guayaquileño Emilio Estrada Ycaza. 

El muralista de la ciudad creía ser un artista de masas, algo que involucraba a todo el mundo. No en vano conoció de cerca cuando fue joven al círculo de lo que se llamó el Grupo de Guayaquil, entre los que estaban Joaquín Gallegos Lara y Enrique Gil Gilbert, amigos de su padre en esa época. Por eso, se sentía también orgulloso de no ser adinerado. 

Cuando fue presidente de la Casa de la Cultura, dijo alguna vez que ahí estaba prohibida la vejez: "Aquí solo yo puedo ser viejo". (MT)

Una huella imborrable

"A más de haber sido uno de los grandes referentes de la plástica, Jorge Swett fue para la Casa de la Cultura una figura inolvidable como presidente de la institución. Su Presidencia dejó una huella que la recordamos hasta hoy y nunca él se desvinculó de la entidad. Estuvo cercano ofreciendo su conocimiento y su apoyo", dijo Rosa Amelia Alvarado Roca, actual presidenta de la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas, donde el muralista de la ciudad pasó gran parte de su vida. 

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