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domingo, 18 de mayo de 2014

LUIS ARENAL BASTAR: UN REALISMO MILITANTE


por: Alberto Híjar Serrano

Luis Arenal Bastar, un realismo militante es la exposición que fué inaugurada el 8 de mayo a las 19:00 horas en la Galería Alternativa del Centro Nacional de las Artes, Calzada de Tlalpan y Río Churubusco, en la mitad del pasillo que comunica a las escuelas nacionales de arte y frente al Teatro al Aire Libre.
            El realismo militante es una tendencia de significación de los explotados organizados, sus luchas y sus derrotas. En México existe desde 1828 cuando Claudio Linati, un carbonario italiano perseguido por las monarquías, introdujo la litografía como vehículo de propaganda política en el periódico El Iris. La formación de la Republica contó con numerosos periódicos y revistas donde la gráfica y los textos críticos, contribuyeron a la formación del sujeto histórico laico. La figura de José Guadalupe Posada concretada por su editor Antonio Vanegas Arroyo, alcanzó dimensión nacional gracias a los primeros muralistas organizados como sindicato con algunos militantes comunistas editores de El Machete. La figura de Posada, enteramente ajena a la Academia y a la cultura de Estado, está en disputa con él, pero en rigor forma parte de la legión de trabajadores de la significación ajena al aura artística y al mercado del arte.
            La negación transvanguardista del aura artística rentable para prestigiar estados despóticos, tiene en Luis Arenal Bastar una figura compleja de propagandista, editor, jefe de taller, director de revistas de izquierdas, muralista y cuando pudo, pintor de trabajadores del campo y de situaciones épicas o represivas.
            El realismo militante resuelve a su manera figurativa al sujeto pueblo en las contradicciones entre las orientaciones políticas y sus soluciones artísticas orientadas a la definición de una praxis estética con signos elocuentes y convincentes.
            La exposición reúne trabajos con y para organizaciones, la más remota, el John Reed Club de los años treinta cuando el joven Arenal colaboró en Los Ángeles con dibujos, pinturas y diseños gráficos. Su participación como secretario del Block of Mural Painting organizado por Siqueiros para los dos murales censurados y borrados, orienta su aprendizaje técnico de materiales, soportes y colores a la par que lo convirtió en jefe de taller de la mayoría de los murales de Siqueiros.
            Es necesario advertir el cuidado de Luis Arenal Bastar para eludir el contagio de la fama y las tentaciones del prestigio, a cambio de los trabajos organizativos de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y su periódico Frente a Frente, del Taller de Gráfica Popular que fundó en 1937 y dirigió en 1965, del Centro de Arte Realista y del Taller Siqueiros de Cuernavaca luego de la muerte de Siqueiros en 1974, para formar trabajadores de la significación realista.
Luis Arenal Bastar supo sortear las contradicciones de la militancia en el Partido Comunista Mexicano no siempre claro, gracias a sus capacidades técnicas, a su poder significante gráfico y en la escultopintura y a sus conocimientos de arquitectura e ingeniería en los proyectos de impacto urbano como el Poliforum Cultural Siqueiros y la Cabeza de Juárez de su autoría. La capacidad interdisciplinaria de Luis Arenal Bastar prueba la necesidad del realismo militante como alternativa al aura artística y sus valoraciones estatólatras.   







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